FILOSOFÍA: Algunas ideas que ayudan.
La filosofía es el estudio del
pensamiento y la justificación de las creencias; en definitiva, filosofar
consiste en pensar o razonar acerca del mundo que nos rodea.
Ahora bien, esta actividad tiene
aspectos diferentes de otras ramas del conocimiento, en particular de la
ciencia, puesto que mientras ésta desarrolla un sistema de conocimiento
concreto -observación, medición, hipótesis y predicción-, la filosofía va más
allá y entra, por ejemplo, en el terreno de la Teología; es decir, explora el
campo de las razones últimas, aquéllas que el hombre de forma tradicional ha
atribuido a la divinidad.
Por supuesto, en determinadas épocas
históricas la filosofía y la teología se han fundido y han sido una misma cosa,
filósofos como San Agustín o Santo Tomás de Aquino tenían una concepción del
mundo que suponía la preeminencia del modelo cristiano como fuente y finalidad
de todo conocimiento humano; es más, en nuestra época el modelo de conocimiento
científico es el predominante.
No sólo la religión ha intentado
limitar la filosofía, también lo han hecho, o lo hacen, regímenes políticos que
podemos llamar de pensamiento único; es decir, aquellos que, por un motivo o
por otro, limitan las libertades humanas y, por supuesto, la libertad de
creencias y opinión.
Es el quehacer más propiamente humano,
porque nace de un intento de saber universal cuya actitud de contemplación
reflexiva está orientada hacia el fundamento intelectual de todo saber,
produciendo un orden particular de conocimientos. Por ello es pertinente
recordar que el filósofo no es sabio, pues su intención máxima es buscar saber,
y no detenerse jamás en la mera ideología o en un saber doctrinario que se
asuma a sí mismo como verdad última y universal.
La filosofía es un conocimiento, un
saber, de los tantos que posee el hombre, que resulta de una actividad que se
llama filosofar. Hay algunos que sostienen que no se puede enseñar filosofía,
pero sí a filosofar. Pero ¿qué es esto de filosofar, de dónde surge?
Filosofar: es quizá preguntarse ¿qué
soy?, ¿qué es el mundo?
El hombre comienza a filosofar cuando
pierde todas las certezas que tenía, cuando todo a su alrededor se tambalea y
no tiene de dónde agarrarse para no caer. Esto es así porque la filosofía
pretende ser un saber sin supuestos; es decir, que no parte de nada anterior a
sí mismo.
Todos los otros conocimientos del
hombre parten de un conjunto de supuestos que no se discuten. La filosofía, en
cambio, pretender ser autónoma, no depender de nada. Por lo tanto las preguntas
que la filosofía se plantea, y que trata de responder, son las más
fundamentales para el hombre: ¿qué soy yo y qué es el mundo?
Dentro de estas preguntas esenciales
se hallan contenidas una cantidad de preguntas derivadas, como qué es la vida,
qué es el bien, qué es el amor, qué es la felicidad. Cuando se trata de
contestar a estas preguntas en forma sistemática y objetiva; es decir,
prescindiendo de preferencias personales, se está filosofando, se está haciendo
filosofía.
La filosofía puede ser el producto de
una crisis exterior, en la que lo que está en torno a mí parece vacilar y nada
parece seguro, o de una crisis interior, en la que de repente comienzo a dudar
de todo lo que hasta ayer daba por aceptado. En este último caso se produce lo
que los griegos llamaban la admiración, cuando hasta las cosas más sencillas me
admiran.
Siempre vi que el sol salía por el
este y se ponía por el oeste, pero hoy ese hecho me produce admiración y me
pregunto: ¿porqué el sol sale por el este y se pone por el oeste? Como dice
Aristóteles, éste es un saber sin utilidad, porque independientemente de lo que
yo concluya, el sol seguirá haciendo lo que venía haciendo. Es un saber por el
puro gusto de saber.
Algunos dicen que la filosofía es el
saber por el gusto del saber.
Vemos entonces que la filosofía no es
para cualquiera, porque, en primer lugar, hay que tener cubiertas una serie de
necesidades para poder ponerse a filosofar.
Si mi preocupación más importante en
este momento es cómo hacer para comer, no puedo ponerme a pensar porqué sale el
sol. Además hay gente que, aunque tenga todas sus necesidades cubiertas, nunca
se preocuparía por filosofar.
Vemos entonces que la filosofía exige
determinadas circunstancias y determinada disposición de ánimo. A este ánimo
puedo ser llevado por circunstancias externas, cuando la propia realidad se
encarga de demostrarme que lo que yo creía no era cierto, cuando las
expectativas no se cumplen, cuando las personas con las que contaba me fallan.
En ese caso me veo impulsado a buscar en mí mismo, las verdades fundamentales
que necesito para vivir.
Este es el comienzo del filosofar. Lo
que se enseña en los institutos es el resultado de esto, después de muchos
siglos de filosofar, lo cual no quiere decir que la filosofía sea un cuerpo de verdades
canonizado. Lo que se enseña es el resultado de lo que han pensado todos los
filósofos que han vivido, que constituye un acervo que no puede ser dejado de
lado y por eso se lo estudia. Pero una vez enterado de todo lo que otros han
pensado, cada uno es libre de aceptarlo o de ponerse a pensar por su cuenta.
La actividad de filosofar implica
liberarse de todo preconcepto, ya sea por propia decisión o por una causa
exterior.
Recordemos que a Grecia como la cuna del saber filosófico.
El primer filósofo del que tenemos
noticia que se ocupó de estos temas, fue el griego Sócrates, que vivió
aproximadamente desde 469 a 399 a. de C. Nació en la ciudad de Atenas y vivió
en la misma casi toda su vida, salvo para participar en la guerra del
Peloponeso.
Antes de Sócrates existieron otros
filósofos, pues la filosofía, tal como hoy la entendemos, comienza en el siglo
VI a. de C. en las costas del Asia Menor e islas adyacentes, y se extiende
después a las colonias griegas en el sur de la península itálica.
Luego apareció Sócrates, que se ganaba
la vida como escultor y que no dejó ningún escrito. Lo que nos ha llegado de su
pensamiento, lo ha sido a través de su discípulo Platón.
Sócrates introduce en la filosofía la
idea de que, además de los objetos del mundo físico, existen cosas intangibles
como la justicia, la moderación, la valentía, de las que se puede dar el
concepto, que se pueden definir; y lo que él busca es precisamente la
definición de esos conceptos.
Esta es la aportación fundamental que
hizo Sócrates y la razón por la cual opino que es el primer filósofo que se
ocupó de los problemas que atañen al hombre común.
Sócrates pensaba que a través del
entendimiento y de la razón, se puede llegar a decir qué es el amor, la
compasión, el valor, etc. Para él, el tema fundamental de la filosofía era la
moral, la cual debía llegar a elaborar, de los objetos que estudiaba, conceptos
tan precisos como los de la geometría, de manera que pudiese ser enseñada como
lo es una disciplina matemática. De esa manera, decía, se eliminaría la maldad,
dado que, en su concepción, la maldad era el producto de la ignorancia.
Enseñaba que el sabio es el que sabe vivir, quien se conoce a sí mismo y sabe
controlarse, y no aquel que sabe muchas cosas.
¿Filosofando?
Sócrates era feo y excéntrico, pero
sus enseñanzas atraían a muchos discípulos. También había mucha gente que lo
odiaba, porque en sus conversaciones desafiaba, a cualquiera que se decía
conocedor de algo, a demostrarlo y muchas veces ponía en ridículo a los
supuestos entendidos.
Cuando tenía alrededor de setenta
años, fue acusado por las autoridades de su ciudad de faltar el respeto a los
dioses y de corromper a la juventud por impartirle enseñanzas en contra de la
tradición. Fue celebrado un juicio, cuyo resultado fue condenar a Sócrates a
darse muerte ingiriendo un veneno, la cicuta.
Durante el juicio, se le dio a
Sócrates la posibilidad de elegir entre el destierro y la muerte, y él prefirió
la muerte antes que abandonar su ciudad. También sus amigos hicieron los
arreglos para que escapara de la cárcel, pero prefirió morir antes que
quebrantar las leyes.
Decía Sócrates que la filosofía era la
preparación para la muerte, y que quien sabe vivir, sabe morir. Fiel a sus
enseñanzas, supo controlarse hasta el final, y murió acatando lo que le
indicaba la razón, que era respetar las leyes de la ciudad en que había nacido
y vivido.
Lo que nos hace dudar es el
inconveniente, lo que se interpone en nuestro camino para llegar a alguna
parte. El que es feliz no se preocupa acerca de la felicidad. Cuando algo nos
falta, entonces empezamos a dudar de las apariencias y a buscar un sustento más
sólido para nuestra vida, un saber que vaya más allá de lo que comúnmente nos
ofrece el mundo.
Lo que buscamos es la filosofía, el
saber que parece más inútil y al mismo tiempo es el más importante, porque no
tiene otra consecuencia práctica más que la de enseñarnos a vivir. Empezamos
entonces a crecer, pero intelectualmente, a expensas de dominar las porciones
menos evolucionadas de nuestro ser.
En tanto todo transcurra
apaciblemente, podemos manejarnos en la vida con los usos y costumbres
establecidos en el tiempo y el lugar en que nos ha tocado vivir. Cuando la
crisis se produce, la única manera de vivir racionalmente es ponernos a ver qué
son las cosas y qué se ha de hacer con ellas. Buscamos salir de lo particular y
llegar a lo general.
Nos planteamos: ¿qué puede hacerse
para vivir mejor, para ser más felices? Aprendemos a controlar las pasiones en
la búsqueda de valores más trascendentes, descubrimos que es más sabio
dominarnos que dar rienda suelta a nuestras emociones.
El hombre está formado por cuerpo y
alma (o espíritu), pero es esto último lo que nos hace hombres, lo que nos
diferencia de los otros animales. Para algunos pensadores importantes, la forma
correcta de ser humano es dar preponderancia a nuestra parte espiritual en
detrimento de nuestra parte animal. Controlándonos y dominándonos, es como
crecemos espiritualmente, como más plenamente realizamos el ideal del ser
humano.
La vida según la inteligencia, nos
dice Aristóteles, es la que procura la mayor felicidad, porque es vivir de
acuerdo con lo más excelente que tiene el hombre.
HE AQUÍ ALGUNOS ENLACES CON AUDIO SOBRE ESTE TEMA.
La gnoseología (del griego γνωσις, gnosis, 'conocimiento' o 'facultad de conocer', y λόγος, logos, 'razonamiento' o 'discurso'), también llamada teoría del conocimiento, es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, el origen y el alcance del conocimiento.1 2 La gnoseología no estudia los conocimientos particulares, como pueden ser el conocimiento de la física, de la matemática o de nuestro entorno inmediato, sino el conocimiento en general, aunque puede hablar sobre los límites y el fundamento de otros conocimientos particulares (por ejemplo, al dilucidar qué valor tiene una "medida" usada por la física). Estudia la naturaleza, el origen y el alcance del conocimiento, es decir que estudia el conocimiento en general.
Los problemas en torno al conocimiento son centrales en la filosofía y su consideración se inicia con la filosofía misma, especialmente con Platón, en especial en su diálogo titulado Teeteto. Prácticamente todos los grandes filósofos han contribuido a la gnoseología.3
Es obvio que otras disciplinas también se ocupan del conocimiento, pero desde otros puntos de vista. La psicología lo hace encarando los aspectos de la vida mental que en el conocer están implícitos. La lógica también se ocupa del tema, pero sus miras están puestas en la corrección o incorrección de las proposiciones y de los razonamientos o argumentaciones, y no en la relación entre el conocimiento y el objeto del mismo. La ontología, a su vez, también se ocupa de gnoseología, pero atendiendo al objeto, a la naturaleza de los objetos del conocer, a su clasificación en reales o ideales (matemática y lógica).
La
epistemología (del griego ἐπιστήμη (episteme), "conocimiento", y
λόγος (logos), "estudio") es la rama de la filosofía cuyo objeto de
estudio es el conocimiento.
La
epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales como
las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la
obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se le justifica o
invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos
más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificación. La
epistemología encuentra ya sus primeras formas en la Grecia Antigua, primero en
filósofos como Parménides o Platón.
En
Grecia, el tipo de conocimiento llamado episteme se oponía al conocimiento
denominado doxa. La doxa era el conocimiento vulgar u ordinario del ser humano,
no sometido a una rigurosa reflexión crítica. La episteme era el conocimiento
reflexivo elaborado con rigor. De ahí que el término "epistemología"
se haya utilizado con frecuencia como equivalente a "ciencia o teoría del
conocimiento".
Diversos
autores distinguen la gnoseología, o estudio del conocimiento y del pensamiento
en general, de la epistemología o teoría del modo concreto de conocimiento
llamado ciencia. Para otros autores, sin embargo, el término
"epistemología" ha ido ampliando su significado y lo utilizan como
sinónimo de "teoría del conocimiento".
Por
otro lado, las teorías del conocimiento específicas son también epistemología;
por ejemplo, la epistemología científica general, epistemología de las ciencias
físicas o de las ciencias psicológicas.
La metafísica es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.
La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los fundamentos de la estructura de la realidad y el sentido y finalidad última de todo ser. La metafísica tiene dos tópicos principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en tanto que ser. El segundo es el de la teología, que es el estudio de Dios como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica, sobre si sus enunciados tienen propiedades cognitivas.
La metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre un asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de «necesidad inevitable». Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como «animal metafísico».
El término ONTOLOGIA viene
del campo de la filosofía , y se define como la rama de la filosofía que se
ocupa de la naturaleza y organización de la realidad, es decir de lo que
"existe". En el campo de la Inteligencia Artificial "lo que
existe es aquello que puede ser representado".
Algunas definiciones:
a) Una ontología es una especificación explícita de una
conceptualización, es decir proporciona una estructura y contenidos de forma
explícita que codifica las reglas implícitas de una parte de la realidad,
independientemente del fin y del dominio de la aplicación en el que se usarán o
reutilizarán sus definiciones.
b) Una ontología define el vocabulario de un área mediante un
conjunto de términos básicos y relaciones entre dichos términos, así como las
reglas que combinan términos y relaciones que amplían las definiciones dadas en
el vocabulario.
AHORA VEAMOS ALGUNOS PERSONAJES DE LOS QUE TENDREMOS QUE HABLAR EN OTRA OPORTUNIDAD.
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Emanuel Kant
"La ilustración
es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad
significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.
Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de
inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la
ayuda de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia
razón! He aquí el lema de la Ilustración.
La pereza y
la cobardía son causa de que una gran parte de los hombres continúe a gusto en
su estado de pupilo, a pesar de que hace tiempo la Naturaleza los liberó de
cualquier tutela ajena. [...] ¡Es tan cómodo no estar emancipado! Tengo a mi
disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura de almas que me
ofrece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, etc., etc., así
que no necesito molestarme. Si puedo pagar no me hace falta pensar; ya habrá
otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea. Los tutores, que
tan bondadosamente se han arrogado este oficio, cuidan muy bien que la gran
mayoría de los hombres (y no digamos de todo el bello sexo) considere el paso
de la emancipación, además de muy difícil, en extremo peligroso. Después de
entontecer sus animales domésticos y procurar cuidadosamente que no se salgan
del camino trillado donde los metieron, les muestran los peligros que les
amenazarían caso de aventurarse a salir de él. Pero estos peligros no son tan
graves, pues con unas cuantas caídas aprenderían a caminar solitos; aunque
lecciones de esa naturaleza espantan y le curan a cualquiera las ganas de
nuevos ensayos. Emanuel Kant
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Ahora voy a dejarles algunos otros enlaces que pueden servir para profundizar el tema, mediante seguimiento a estudiantes que han hecho trabajos en grados 10 y 11 y que dejan para nosotros sus experiencias en este tipo de herramientas.
Clik aqui
Clik aquí
Y
aquí
Otro enlace a mis
blog
Aqui
Mito de la
caverna
Textos
de Platón El
mito de la caverna (República, VII)
El libro VII de la República comienza con la
exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación
alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al
conocimiento, según la teoría explicada al final del libro VI.
El
mito de la caverna
I
- Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que,
con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina
una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada,
abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres
que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que
tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las
ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que
arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un
camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un
tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el
público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
-
Ya lo veo-dijo.
-
Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan
toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de
hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias;
entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros
que estén callados.
-
¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
-
Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están
así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras
proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
-
¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles
las cabezas?
-
¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
-
¿Qué otra cosa van a ver?
-
Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar
refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
-
Forzosamente.
-
¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas
que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que
hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
-
No, ¡por Zeus!- dijo.
-
Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra
cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
-
Es enteramente forzoso-dijo.
-
Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados
de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente.
Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a
volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto,
sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos
objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d
alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando,
hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza
de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y
obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No
crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería
más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
-
Mucho más-dijo.
II.
-Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le
dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que
puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que
los que le muestra .?
-
Así es -dijo.
-
Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la
áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la
luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que,
una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería
capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
-
No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
-
Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de
arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las
imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde,
los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche
las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las
estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
-
¿Cómo no?
-
Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las
aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y
tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y
contemplar.
-
Necesariamente -dijo.
-
Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las
estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en
cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
-
Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
-
¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y
de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por
haber cambiado y que les compadecería a ellos?
-
Efectivamente.
-
Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que
concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración
las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que
solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie
de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél
nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y
poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que
preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre
sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel
mundo de lo opinable?
-
Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que
aquella vida.
-
Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el
mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a
quien deja súbitamente la luz del sol?
-
Ciertamente -dijo.
-
Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido
constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no
habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el
tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de
él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no
vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si
encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles
subir?.
-
Claro que sí -dijo.
III.
-Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!,
a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la
vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder
del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las
cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región
inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas
conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin,
he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se
percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que
colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las
cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de
ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y
conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente
en su vida privada o pública.